Los amigos del bosque
Por: Benny Tecuento
En un bosque de bambú, donde la brisa susurraba secretos entre las hojas, vivía Bao, un panda de mirada serena. Sus días transcurrían entre la sombra de los árboles y el crujido de los tallos de bambú. Un día, mientras exploraba un nuevo sendero, escuchó una melodía celestial que resonaba por entre las ramas. Era Alazán, un pavo real de plumaje resplandeciente, cuyo canto era tan hermoso como su cola multicolor.
Al principio, Bao se sintió un poco intimidado por la extravagancia de Alazán. Pero la amabilidad y la curiosidad del pavo real pronto rompieron el hielo. Juntos, comenzaron a explorar el bosque, descubriendo lugares inusuales y compartiendo sus aventuras. Bao enseñó a Alazán la paz que se encontraba en la quietud del bosque, mientras que Alazán le mostró a Bao la belleza y la alegría de la vida.
Cada noche, el cielo estrellado y el susurro del bambú les servían de arrullo, mientras encontraban el sueño entre las raíces del viejo árbol. Alazán, con su voz suave como la seda, le contaba a Bao historias de dragones que surcaban los cielos y de princesas que vivían en castillos de algodón. Bao, a su vez, le hablaba de la sabiduría de los antiguos pandas y de la magia que se encontraba en cada hoja de bambú.
Una noche, mientras observaban una estrella fugaz cruzar el cielo, Alazán le preguntó a Bao: «¿Crees que algún día podremos volar como otras aves?»
Bao sonrió. «No lo sé, Alazán. Pero creo que podemos alcanzar cualquier sueño si nos lo proponemos».
Y así, Bao y Alazán continuaron su amistad, demostrando que la diferencia no es un obstáculo para la unión, sino una oportunidad para crecer y aprender juntos. Con el tiempo, se convirtieron en los guardianes del bosque, protegiendo a los animales más pequeños y cuidando de las plantas.
Un verano, una sequía azotó el bosque. Los ríos se secaron y las hojas de los árboles comenzaron a marchitarse. Los animales estaban desesperados por encontrar agua. Bao y Alazán recorrieron el bosque durante días, buscando una fuente de agua. Finalmente, guiados por un viejo búho, encontraron una cueva oculta detrás de una cascada. Dentro, había un pequeño lago cristalino.
Con gran esfuerzo, lograron llevar agua a los demás animales. Gracias a su valentía y amistad, el bosque volvió a florecer. Y así, Bao y Alazán se convirtieron en héroes, recordando a todos que la unión hace la fuerza y que incluso los más diferentes pueden trabajar juntos para lograr grandes cosas.
Fin.