El camino verde

Por: Benny Tecuento

Había una vez un conejito llamado Dali que vivía en un bosque muy bonito. A Dali le encantaba explorar y descubrir cosas nuevas. Era tan curioso que pasaba horas olfateando flores, examinando piedras y escuchando el canto de los pájaros.

Un día, mientras exploraba el bosque, Dali encontró un camino que nunca antes había visto. El camino estaba cubierto de hojas de colores y parecía conducir hacia un lugar misterioso.

Sin pensarlo dos veces, Dali comenzó a seguirlo, cada vez más emocionado por lo que podría encontrar.Después de caminar por un rato, el camino se abrió a una pequeña pradera llena de flores luminosas.

En el centro de la pradera, había un árbol enorme con una puerta de madera tallada. Dali se acercó con cautela y empujó la puerta.

Al entrar, se encontró en un lugar mágico. Había árboles que hablaban, flores que cambiaban de color y animales que podían volar. Dali estaba asombrado. Nunca había visto nada igual.

Un búho anciano, que era el guardián del bosque mágico, se acercó a Dali.

—Hola, pequeño conejo —dijo el búho—. ¿Qué te trae por aquí?

—Vine siguiendo este camino —respondió Dali, señalando hacia la puerta—. ¡Es un lugar maravilloso!

—Así es —dijo el búho—. Este es un lugar donde los sueños se hacen realidad y me gusta que seas curioso, pero recuerda que debes siempre tener cuidado.

—Tiene razón, señor buho. ¡Seré cuidadoso!— Dijo el conejito asintiendo con la cabeza. Pasó el resto del día explorando el bosque mágico. Vio unicornios, hadas y hasta un dragón que soplaba humo de colores.

Cuando llegó la noche, Dali se dio cuenta de que era hora de volver a casa. Se despidió del búho y de todos los amigos que había hecho, y regresó por el camino que había encontrado.

Al llegar a su madriguera, Dali se acurrucó y se quedó dormido, soñando con todas las aventuras que había vivido en el bosque mágico.

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-Fin-