La princesa Zeki y la ciudad oculta
Por: Benny Tecuento
Zeki, la princesa más curiosa del palacio, pasaba horas sumergida en los antiguos pergaminos de la biblioteca. Un día, sus ojos se posaron en un mapa estelar desgastado. «Esta ciudad…», murmuró, señalando un punto casi borrado, «tiene que existir».
«Zeki, ¿qué has encontrado?», preguntó el Gran Visir, acercándose.
«Creo que he descubierto la ubicación de una ciudad oculta», respondió Zeki, sus ojos brillando de emoción. «Según este mapa, está oculta bajo Estambul y para encontrarla debemos resolver una serie de enigmas matemáticos.»
El Gran Visir sonrió. «Si eso es cierto, Zeki, te concedo permiso para emprender esta aventura.»
Zeki, acompañada de Melisa, su fiel ayudante, comenzó su búsqueda. Según el pergamino, la entrada a esta ciudad se encontraba en la majestuosa Mezquita Azul, pero para encontrarla, debían resolver una serie de enigmas matemáticos.
«Melisa,» exclamó Zeki, señalando la impresionante cúpula de la mezquita, «el pergamino dice que el número de zafiros azules en la base de la cúpula nos dará la primera pista.»
Comenzaron a contar los zafiros azules, dividiendo la cúpula en secciones más pequeñas para facilitar el conteo. Al final, descubrieron que había un total de 100 zafiros azules.
También, según el pergamino, había 11 pilares estratégicamente ubicados dentro de la mezquita. Cada pilar tenía un número tallado, y la suma de todos los números indicaría cuántos cofres debían buscar.
Después de encontrar los pilares y sumar los números, obtuvieron un total de 45. Esto significaba que debían buscar 45 cofres.
Cada cofre contenía una pista que las llevaría más cerca de la ciudad oculta. Algunas pistas eran simples, como un número o una letra. Otras eran más complejas, como un acertijo o un código a descifrar.
Después de resolver todos los enigmas y recopilar todas las pistas, Zeki y Melisa descubrieron que la entrada a la ciudad oculta se encontraba detrás de un gran tapiz en la sala de oración. Al mover el tapiz, revelaron un mecanismo oculto.
Al introducir todas las pistas en el mecanismo, se abrió una escalera secreta que descendía hacia las profundidades de la mezquita. Al final de la escalera, se encontraron con una puerta de bronce.
Al abrir la puerta, Zeki y Melisa quedaron maravilladas ante la vista que se les presentó: una ciudad subterránea, iluminada por una luz tenue que emanaba de cristales incrustados en las paredes. Edificios antiguos, jardines exuberantes y una biblioteca repleta de libros antiguos las rodeaban.
Habían encontrado la ciudad oculta, un lugar lleno de misterios y conocimientos ancestrales.
Fin.