La princesa Eufonía y la melodía perdida

La princesa Eufonía y la melodía perdida

Por: Benny Tecuento

En el reino de Lira Mágica, donde cada brizna de hierba vibraba al ritmo de una canción y cada gota de lluvia era una nota musical, vivía la princesa Eufonía. Su voz era tan dulce como la miel y su habilidad con el arpa, capaz de calmar tormentas y alegrar corazones.

Un día, mientras paseaba por el jardín encantado, Eufonía notó algo extraño. La música del reino parecía apagada, como si una nota fundamental hubiese desaparecido. Preocupada, consultó a la anciana sabia, la guardiana de las melodías.

—La melodía del corazón, princesa, se ha perdido —explicó la sabia—. Alguien la ha robado para sembrar discordia en el reino.

Eufonía, decidida a restaurar la Eufonía, emprendió un viaje por tierras desconocidas. Su primera parada fue la Montaña de las Notas Perdidas, donde habitaban los duendes que conocían los secretos de las antiguas partituras.

—Busca la llave de sol de cristal —le indicaron—. Está escondida en el corazón de la montaña, custodiada por el eco.

Eufonía escaló la montaña, enfrentando desafíos y acertijos musicales. Finalmente, encontró la llave de sol, pero el eco la retó a un duelo musical. Si ganaba, obtendría la llave. Con su arpa, Eufonía tejió una melodía tan hermosa que el eco se quedó sin palabras y le entregó la llave.

Con la llave de sol de cristal en sus manos, Eufonía sintió una chispa de esperanza. Sin embargo, su viaje apenas comenzaba. La anciana sabia le había advertido que la melodía del corazón estaba dividida en tres fragmentos, cada uno escondido en un lugar diferente del reino.

Su siguiente destino era el Bosque de los Susurros, un lugar donde los árboles cantaban canciones antiguas y los vientos susurraban secretos olvidados. Al llegar, Eufonía se encontró con el Guardián del Bosque, un anciano árbol llamado Arbolón.

—Para encontrar el primer fragmento de la melodía, debes escuchar con el corazón —dijo Arbolón—. Solo así podrás entender el lenguaje de los susurros.

Eufonía cerró los ojos y dejó que la música del bosque la envolviera. Poco a poco, comenzó a distinguir una melodía suave y melancólica. Siguiendo el sonido, llegó a un claro donde encontró un pequeño cofre de madera. Al abrirlo, descubrió el primer fragmento de la melodía del corazón, una nota dorada que brillaba con una luz cálida.

Con el primer fragmento asegurado, Eufonía se dirigió hacia su próximo destino: el Lago de los Ecos. Allí, tendría que enfrentarse a nuevos desafíos y desentrañar más misterios para restaurar la armonía en el reino de Lira Mágica.

Eufonía llegó al Lago de los Ecos, un lugar donde cada sonido se repetía infinitamente. Allí, se encontró con la Guardiana del Lago, una sirena llamada Ondina, que le explicó que el segundo fragmento de la melodía estaba escondido en el fondo del lago, protegido por un enigma.

—Para obtener el fragmento, debes resolver el enigma del eco —dijo Ondina—. Solo entonces el lago te revelará su secreto.

El enigma era complicado, pero Eufonía, con su aguda mente y su amor por la música, logró descifrarlo. Al hacerlo, el lago se calmó y una luz brillante emergió del fondo, trayendo consigo el segundo fragmento de la melodía del corazón, una nota plateada que emitía un resplandor sereno.

Con dos fragmentos en su poder, Eufonía se dirigió al último destino: el Desierto de los Silencios. Este era un lugar donde no se escuchaba ningún sonido, y la ausencia de música era abrumadora. En el centro del desierto, encontró una cueva oculta, custodiada por un fénix llamado Fuego.

—El último fragmento está dentro de esta cueva —dijo Fuego—. Pero para entrar, debes demostrar tu valentía y pureza de corazón.

Eufonía, sin dudarlo, tocó una melodía con su arpa que reflejaba su amor y determinación. El fénix, conmovido por su sinceridad, permitió su entrada. Dentro de la cueva, Eufonía encontró el tercer y último fragmento, una nota de cristal que brillaba con todos los colores del arcoíris.

Con los tres fragmentos reunidos, Eufonía regresó al reino de Lira Mágica. Al unir las notas, una melodía celestial llenó el aire, restaurando la armonía y la alegría en todo el reino. La música volvió a fluir libremente, y la princesa Eufonía fue celebrada como una heroína por su valentía y dedicación.

Desde ese día, la melodía del corazón resonó en cada rincón de Lira Mágica, recordando a todos que la verdadera armonía se encuentra en la unión y el amor.

Fin.