El pez volador y la tortuga valiente
Por: Benny Tecuento
En las profundidades del océano, donde los corales brillan con colores vivos y los peces nadan en armonía, vivía un pez volador llamado Danny. Danny era conocido por su velocidad y agilidad, y todos los animales marinos lo admiraban. Sin embargo, Danny también era un poco arrogante y a menudo se burlaba de los animales más lentos.
Un día, mientras nadaba cerca de un arrecife de coral, Danny se encontró con una tortuga marina llamada Tilly. Tilly era conocida por su sabiduría y paciencia, pero también por su lentitud.
—¡Hola, Tilly! —dijo Danny con una sonrisa burlona—. ¿Cómo va tu paseo lento por el océano?
Tilly, con su calma habitual, respondió:
—Hola, Danny. Estoy disfrutando del hermoso paisaje submarino. Cada uno tiene su propio ritmo.
Danny se rió y nadó rápidamente alrededor de Tilly, creando burbujas a su alrededor.
—¡Deberías intentar ser más rápida, Tilly! —dijo Danny—. La vida es más emocionante cuando te mueves rápido.
Tilly sonrió y continuó su camino, sin dejar que las palabras de Danny la molestaran.
Unos días después, una gran tormenta se desató en el océano. Las olas eran enormes y los animales marinos buscaban refugio. Danny, confiado en su velocidad, nadaba rápidamente tratando de escapar de la tormenta. Pero en su prisa, no se dio cuenta de una red de pesca abandonada y quedó atrapado.
—¡Ayuda! ¡Ayuda! —gritó Danny, luchando por liberarse.
Tilly, que estaba cerca, escuchó los gritos de Danny y nadó hacia él. Al ver al pez volador atrapado, Tilly no dudó en ayudar.
—Tranquilo, Danny. Te sacaré de aquí —dijo Tilly con determinación.
Con su pico fuerte y su paciencia, Tilly comenzó a morder la red. Poco a poco, logró hacer un agujero lo suficientemente grande para que Danny pudiera escapar.
—¡Gracias, Tilly! —dijo Danny, una vez libre—. Nunca pensé que necesitaría tu ayuda. Siempre creí que ser rápido era lo más importante.
Tilly sonrió y respondió:
—Cada uno tiene sus propias habilidades, Danny. La paciencia y la perseverancia también son importantes. Todos podemos aprender unos de otros.
Danny, avergonzado por su comportamiento anterior, prometió ser más humilde y respetuoso con los demás. Desde ese día, Danny y Tilly se convirtieron en grandes amigos y nadaban juntos por el océano, disfrutando de la belleza del mundo marino a su propio ritmo.
Fin
Moraleja: No subestimes a los demás por sus habilidades o velocidad. Todos tienen algo valioso que ofrecer y podemos aprender mucho de la paciencia y la perseverancia.